Arqueologia

RECORRIDO POR CIUDAD REAL PARA CELEBRAR LAS JORNADAS EUROPEAS DE LA ARQUEOLOGÍA

¿Quién no ha soñado alguna vez con ser como Indiana Jones, ese intrépido arqueólogo en busca de algunos de los grandes misterios en forma de reliquias perdidas de la Humanidad? Pues ahora podemos aprovechar las Jornadas Europeas de la Arqueología, que se celebran en un buen número de países los días 16, 17 y 18 de junio de 2023 para acercarnos a la provincia de Ciudad Real, alojarnos en un hotel en Valdepeñas y visitar el enclave íbero del Cerro de las Cabezas o viajar a la Edad del Bronce en el curioso y espectacular yacimiento de la Motilla del Azuer. También descubrir el Parque de Alarcos, el castillo de Calatrava la Vieja y el yacimiento de Oreto y Zuqueca.

Como punto de partida tomaremos nuestro alojamiento en Valdepeñas para recorrer en coche los escasos 12 kilómetros que lo separan del Parque Arqueológico del Cerro de las Cabezas, uno de los siete con los que cuenta la región de Castilla La Mancha. Los romanos encontraron en esta meseta cercana a la conocida como Ciudad del Vino, por ser el centro neurálgico de la DOP Valdepeñas, cuyos caldos son famosos en todo el mundo, un enclave defensivo natural que, además, contaba como foso con el río Jabalón.

Unas defensas que fueron reforzadas por la intervención del ser humano con la construcción de murallas, bastiones, torres y puertas. Este oppidum de origen íbero y fechado en la Edad del Hierro tenía unos 140.00 metros cuadrados y gracias a las excavaciones llevadas a cabo se ha descubierto una organización protourbana con calles, viviendas y zonas comunes. Se trata de uno de los mejores ejemplos de la cultura ibérica de Castilla La Mancha, al tratarse de una de las escasas ciudades de este periodo histórico que no tuvieron ocupación posterior al siglo II a.C.

Sus sistemas defensivos son de una gran monumentalidad y se conservan en buen estado tanto la estructuras arquitectónicas excavadas (acrópolis, calles, viviendas, almacenes, santuario, hornos cerámicos, desagües…) como los abundantes materiales encontrados (cerámicas, metales, marfil, terracotas…). Unos elementos que nos permiten, a través del Centro de Interpretación con que cuenta el yacimiento, a la vida diaria, a las costumbres, a las creencias religiosas y a la cultura de aquel pueblo que habitó esta zona hace más de 2.200 años. Un pueblo cuya economía se basaba en la agricultura, la ganadería, la artesanía cerámica y el comercio.

Nos desplazamos ahora, dejando por el momento la comodidad de nuestro hotel de cuatro estrellas en Valdepeñas, al yacimiento de la Edad del Bronce de Motilla del Azuer, en el término municipal de la localidad de Daimiel, a poco más de 40 minutos en coche del Cerro de las Cabezas. Este espacio fortificado con altos muros dentro de un asentamiento prehistórico único en la Península Ibérica conocido como ‘motillas’, constituye el yacimiento más representativo de ese momento de la historia de la Humanidad, entre los años 2200 y 1300 antes de nuestra era, en Castilla-La Mancha.

Desde la distancia creemos acercarnos a un imponente castillo que cuenta con una torre que supera los 11 metros de altura. Se trata, sin embargo, de una construcción conformada por un laberinto de muros de piedra calcárea que servían de protección para los silos (se han encontrado hasta una decena de ellos) donde se guardaban cereales, entre ellos trigo y cebada, y legumbres como lentejas, guisantes o chícharos, y una cabaña ganadera compuesta en su mayor parte por ovicápridos, aunque también bóvidos, caballos, cerdos y perros. Había también hornos para la cocción de la cerámica, el tostado de cereales o la producción metalúrgica.

Pero sin duda, su elemento más destacado es un gigantesco pozo de casi 20 metros de profundidad, catalogado como la estructura hidráulica más antigua de la Península y, muy probablemente, de toda Europa, ubicado en un gran patio trapezoidal situado al este de la fortificación. Con la perforación de las terrazas del río hasta llegar al nivel freático, el pozo satisfacía las necesidades de agua de la población. En el exterior de la fortificación se hallaban las viviendas, con forma oval o rectangular, y grandes áreas abiertas que estaban destinadas a servir de lugares de almacenamiento y a trabajos de producción.

El lugar es quizás también uno de los más enigmáticos de Europa, hasta tal punto el cineasta James Cameron lo consideró “la puerta de entrada a la Atlántida” en un reportaje que dirigió en el año 2017 para National Geographic.

Nos dirigimos ahora al Parque Arqueológico de Alarcos, localizado en las inmediaciones del río Guadiana, entre las localidades de Ciudad Real y Poblete, algo más alejadas de nuestro alojamiento con spa en Valdepeñas. Se trata, al igual que el Cerro de las Cabezas, de un oppidum ibérico, aunque su existencia se extiende desde la Edad del Bronce hasta el final de la Edad Media. El Parque está formado por un núcleo localizado en el yacimiento de Alarcos y su entorno y el yacimiento arqueológico visitable denominado Calatrava la Vieja.

Identificado por numerosos autores como la antigua ciudad de Lacuris, oppidum oretano citado por Ptolomeo, en el lugar se han encontrado de época republicana romana diversos restos cerámicos y de época imperial, una necrópolis. La información de la ciudad se pierde desde este momento y hasta que Alfonso VII se la arrebata a los musulmanes en 1130 para después volver a perderla y volver a recobrarla en 1158 aunque convertida en un montón de ruinas. Reedificada y repoblada en 1178 por Alfonso VIII, su defensa fue encomendada a los Caballeros de Calatrava, que más tarde la obtuvieron en propiedad.

Cuando en el año 1195 Alfonso VIII fue vencido por el caudillo almohade Almansur Yakub-ben-Yusef en la batalla de Alarcos, la fortaleza fue demolida y entregada a las llamas, siendo llevados sus habitantes a la costa de África. Alarcos sería reconquistada tras la victoria en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), momento en que comienza su declive. Los reyes Fernando III y Alfonso X intentaron repoblarlo de nuevo sin conseguirlo, dada la insalubridad del lugar y los malos recuerdos (en ocasiones se le denomina ‘valle de la sangre’).

Y nos despedimos, de camino a nuestro alojamiento en el centro de Valdepeñas, visitando el Cerro de La Encantada y el yacimiento de Oreto y Zuqueca, ambos en el término municipal de Granátula de Calatrava. El primero, perteneciente a la cultura de las motillas, es un poblado metalúrgico fortificado con varias líneas de defensa, que contiene un viejo templo funerario de la Edad del Bronce. Situado a una altura de unos 800 metros y ubicado en una posición estratégica sobre el valle del río Jabalón, controlando los pasos naturales hacia la Sierra de Alcaraz y los que conducían a Sierra Morena, a través del Valle de Alcudia, fue hábitat, necrópolis y fortaleza, formada por una importante muralla con bastiones.

El yacimiento arqueológico de Oreto y Zuqueca está ubicado en una privilegiada situación que domina una amplia zona del valle y el sistema de comunicaciones tradicionales de esta zona del Campo de Calatrava, siendo cruce de caminos que unen Andalucía con la Submeseta norte y el Levante. En sus cercanías están el Cerro de Oreto, que contiene las ruinas de la capital de la Oretania (provincia romana que abarcaba de norte a sur más allá de Sierra Morena y se extendía hasta el final de la Bética); el Cerro de los Obispos, importante yacimiento ibérico en cuyas laderas aparecieron algunos enterramientos atribuidos a obispos visigodos; y varias necrópolis tardorromanas.

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