Molinogregorioprieto valdepeñas

UN RECORRIDO POR EL INTERESANTE PATRIMONIO CIVIL DE VALDEPEÑAS (I)

Vamos a acercarnos a lo largo de los dos próximos artículos, mientras disfrutamos de la comodidad y los servicios que nos ofrece un hotel de cuatro estrellas con spa en Castilla-La Mancha, al patrimonio civil de la localidad de Valdepeñas. En esta primera aproximación, conoceremos la belleza arquitectónica de lugares tan emblemáticos como el molino Gregorio Prieto, considerado el molino de viento más grande del mundo; la Plaza de España, centro histórico y enclave social para los valdepeñeros y visitantes; la Casa Consistorial, ubicada en un edificio que data del siglo XVI; y el Museo municipal, un inmueble con la estructura típica de las construcciones manchegas de su época.

Aquello que el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, héroe caballeresco imperecedero y universal de la obra de Miguel de Cervantes, hubiera considerado gigante de cuatro brazos no es más que un enorme molino de viento que lleva el nombre de Gregorio Prieto, pintor de la localidad asociado a la Generación del 27, la misma de la que formaron parte escritores como Pedro Salinas, Manuel Altolaguirre, María Zambrano, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Rosa Chacel, Salvador Dalí… Se halla situado frente al Museo de los Molinos, a no mucha distancia de nuestro alojamiento en Valdepeñas.

Considerado el primer museo existente en Valdepeñas, fue un regalo de un importante número de albañiles y carpinteros molineros al ilustre pintor, siendo dedicado a albergar su ingente obra. Defensor a ultranza de esta típica construcción de Castilla-La Mancha, que de manera inexplicable iba desapareciendo poco a poco, en el interior del museo podemos contemplar una exposición de pinturas realizadas por Gregorio Prieto cuya principal temática son los molinos de viento, protagonistas indiscutibles de todas las exposiciones que realizó por el mundo (Londres, Copenhague, Nueva York, etc.).

También podemos dejar la comodidad del hotel en Valdepeñas para darnos un paseo hasta la Plaza de España, emblema de la ciudad por la singularidad de sus fachadas pintadas de azul y blanco y espacio preferente de la vida social de los valdepeñeros. Un lugar que a lo largo de los siglos ha contemplado autos de fe, ejecuciones, festejos, ferias…

En este espacio urbano, al que llegaremos dando un agradable paseo desde nuestro hotel en Valdepeñas, se encuentra la que fue Casa del Comendador, construida sobre los restos de una antigua fortaleza, siendo posteriormente reedificada como Palacio del Marqués de Santa Cruz, grande de España, señor de las villas del Viso y Valdepeñas y uno de los más afamados Almirante de la historia de España. Forman parte también de este enclave la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de finales del siglo XII y originariamente parte de la fortaleza de los Caballeros de Calatrava, y una fuente central, datada en 1926, en la que aparecen una presa de vino rodeada de ángeles y del pez Tritón, simbolizando la unión entre el agua, el vino y la vida.

La Casa Consistorial, cercana a nuestro alojamiento en el centro de Valdepeñas, se encuentra ubicada en parte del antiguo palacio del Marqués de Santa Cruz. El edificio data, aunque sin documentación histórica que lo certifique, del siglo XVI, siendo rehabilitado en 1864 y sufriendo diversas reformas hasta nuestros días. De sus inicios conserva, entre otros elementos, los muros de la fachada. En su interior podemos ver una estancia que reproduce el despacho histórico, decorado con mobiliario alfonsino de la época, de los alcaldes de la ciudad desde el último tercio del siglo XIX hasta principios del XXI.

Antes de regresar a nuestro alojamiento para toda la familia en Valdepeñas, visitaremos el Museo municipal, lugar que contiene una interesante colección de arte contemporáneo fruto, entre otros, de la celebración cada año de la reconocida Exposición Internacional de Artes Plásticas de Valdepeñas. Se encuentra situado en una antigua casa solariega del S XVI, manteniendo aún la estructura típica de las construcciones manchegas de su época. La fachada combina el ladrillo con entrepaños de tapial y algunos revocados y su portada central es de piedra adintelada sobre la que reposa un balcón de forja curvado en su parte central. Elemento destacado es la cueva-bodega ubicada en el subsuelo, a la que se accede desde la sala de exposiciones a través de una escalera de 22 peldaños. En su interior hay 32 grandes tinajas de barro.

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