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UNA VISITA AL SACRO-CONVENTO Y CASTILLO DE CALATRAVA LA NUEVA (II)

La pasada semana iniciamos, alojados en un hotel de cuatro estrellas en Valdepeñas, un recorrido por el Sacro-Convento y Castillo de Calatrava la Nueva, situado en el cerro Alacranejo, perteneciente al término municipal de Aldea del Rey. Su construcción fue impulsada por los caballeros de la Orden de Calatrava entre los años 1213 y 1217, después de la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), uno de los episodios clave de la Reconquista. Conocimos entonces sus cuatro murallas. Ha llegado ahora el momento de adentrarnos en las diferentes estancias que conformaban este impresionante baluarte defensivo.

La llegada al castillo, en la visita que realizaremos antes de regresar a nuestro alojamiento de calidad en Valdepeñas, se realiza a través del mismo camino, empedrado en parte en 1560, con motivo de la visita del rey Felipe II, que en su día usaron los calatravos. Casi en su parte final arranca otro camino que, pasando por la Peña Partida, llega hasta la Puerta del Sol, en el extremo sur de la Segunda Muralla. En el centro del conjunto monumental encontramos, en la zona más alta, el castillo. Su primera puerta servía como barbacana y protegía una segunda puerta que daba acceso a la gran caballeriza, separada mediante pilares del patio de armas.

A la derecha del patio de armas, una moderna escalera de caracol conduce al antiguo archivo de la Orden, mientras que a la izquierda se ubica la entrada a la cámara del Maestre, decorada sobre el arco apuntado con la Cruz de Calatrava, y bajo la que existe un aljibe. En el frente se encuentra el acceso principal a las dependencias del castillo a través de una gran escalera que lleva a las diferentes cámaras.

Pero quizás los elementos que más destacan en su interior son la iglesia, construida a principios del siglo XIII, y el convento, ajustándose ambos espacios a las normas cistercienses, caracterizadas por la ausencia de adornos, siguiendo los preceptos de la Orden de ascetismo riguroso y pobreza, logrando espacios conceptuales, limpios y originales.

La iglesia está construida con muros de mampostería de piedra cuarcita unida con argamasa de arena y cal y cuenta con dos puertas, la de la Estrella, con portada y rosetón elaborados en roca volcánica; y una lateral que comunica con el claustro, situado al sur de la iglesia. En la actualidad solo son visibles del claustro las bases de ladrillo de los arcos de su planta baja. Está rodeado al este por la Sala Capitular; al sur por el Refectorio y las cocinas; al este, los dormitorios, y al oeste, al pie del castillo, por el cementerio del convento. La Capilla de los Mártires se sitúa en la esquina sureste.

La iglesia, que mezcla los estilos arquitectónicos románico, gótico y mudéjar, cuenta con planta basilical de tres naves, siendo la central la de mayores dimensiones, además de contar con mayor altura que las dos laterales. Una de sus características más peculiares es que los pilares, los arcos de sus puertas y los nervios de las bóvedas están fabricados con roca volcánica roja.

En la nave de la izquierda aparecen tres capillas y el relicario de la Orden (que era considerado uno de los más importantes de toda Europa en aquella época). En la primera capilla fue enterrado Diego García de Castrillo, Comendador Mayor de la Orden y maestresala de los Reyes Católicos; en la segunda (llamada Capilla Dorada por estar cubierta con pan de oro) Garci López de Padilla, trigésimo primer maestre de la Orden de Calatrava y mayordomo mayor de los Reyes Católicos; y en la tercera yació García de Padilla, Comendador Mayor de Calatrava y miembro del Consejo Real.

Durante nuestra visita, y antes de regresar a nuestro alojamiento en Valdepeñas, veremos también algunas de las zonas auxiliares con que contaba el castillo, dependencias destinadas al almacenamiento de víveres, la recepción, el hospedaje, las cuadras, los hornos, los edificios para el trabajo de los artesanos y otros dedicados a la metalurgia y a la fabricación de elementos constructivos de barro…, elementos todos ellos de gran importancia para la vida diaria de la población. En el llamado Raso de la Tahona existían tres dependencias, una más grande dedicada a diferentes usos; otra, conocida como la Sala Antigua y donde estuvo ubicada en el siglo XVIII la librería; y un más destinada a tahona.

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