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VALDEPEÑAS Y SU RUTA DE LAS ESCULTURAS: MOMENTOS DE LA HISTORIA

La pasada semana comenzamos un recorrido por la Ruta de las esculturas de Valdepeñas. Lo hicimos adentrándonos en la genial obra de Miguel de Cervantes en la que recoge las andanzas del hidalgo manchego Alonso Quijano, conocido universalmente como don Quijote. Estuvimos en su desigual batalla contra los molinos de viento, en la noche en que veló sus armas en lo que él creyó castillo y solo era una venta, en el manteo a Sancho Panza y conocimos a Rocinante y a la sin par Dulcinea del Toboso.

En esta ocasión haremos un recorrido por algunos de los momentos que han marcado la historia de Valdepeñas, donde nos alojaremos en un hotel de cuatro estrellas con spa, y el devenir de sus gentes. La primera escultura que vamos a visitar está ubicada en la avenida 1º de julio, y supone un homenaje a las víctimas de la riada el 1º de julio de 1979 en la ciudad. Aquel día, 22 personas perdieron la vida, siendo la tragedia más grande de la historia contemporánea de esta importante localidad ciudadrealeña.

La escultura, obra de José Lillo Galiani, está conformada por una figura semisentada en actitud doliente y meditabunda, que sostiene en su mano a modo de ofrenda un ramo de rosas y que tiene a su espalda una parra, tan característica de la zona, y al otro lado, una placa con los nombres de las víctimas. También hay un pebetero encendido como símbolo memorial.

 Como homenaje a la mujer valdepeñera, en la rotonda de San Marcos hay una estatua de Juana Galán, heroína de los acontecimientos acaecidos en Valdepeñas, donde encontraremos un alojamiento para toda la familia junto al centro histórico, el 6 de junio de 1808, durante la invasión de España por parte de las tropas de Napoleón. Representada en plena batalla, su gesto, con el brazo extendido hacia el frente y la mano abierta, parece tratar de detener el avance de los soldados franceses. Es obra de Javier Galán y está realizada en bronce fundido.

Esa misma fecha y la lucha de los vecinos de Valdepeñas contra los invasores napoleónicos es el argumento de la escultura de José Lillo Galiani que puede verse en la coqueta plaza de San Marcos. Representa a un hombre a caballo que con su brazo izquierdo parece señalar a la multitud la dirección hacia la que deben acudir para entrar en batalla contra los soldados franceses y una mujer que, con la mano izquierda haciendo de visera sobre sus ojos, otea el horizonte en la dirección señalada. Es un homenaje a los héroes de aquel 6 de junio.

En la avenida de las Tinajas, y en clara relación con las obras anteriores, nos encontramos con el Obelisco, un monolito de 18 metros de altura erigido con motivo del Bicentenario del 6 de junio para dejar constancia de las palabras de reconocimiento a la ciudad, donde contamos con un alojamiento con de vanguardia con todos los servicios y comodidades, que el rey Juan Carlos pronunció en su visita del 19 de febrero de 1990: “Adelantada en su amor a España, Casa Grande de Europa, Campo de Paz y Tierra de Ventura”. Unas palabras que figuran en las cuatro caras de la escultura. Fue realizado por la fundición madrileña del reconocido Guillermo Ponce.

En esta misma avenida hay una escultura, en este caso obra de Víctor Ochoa, que también rinde homenaje a los héroes del 6 de junio. En el Parque Amapola hallamos una obra homenaje a las víctimas del terrorismo realizada por el artista salmantino afincado en Valdepeñas, Sergio Alonso Moro. Simboliza una llama eterna que arde en los corazones de todos aquellos que no olvidan a quienes sufrieron esta lacra social.

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