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‘ALMEDINA MORA’, TRES NOCHES MÁGICAS A LA LUZ DE MILES DE VELAS

Un viaje en el tiempo. Esa es la propuesta de esta semana para aquellos que quieran darse una vuelta por Ciudad Real y acercarse a descubrir y disfrutar de la conocida como Ciudad del Vino mientras reciben todas las atenciones que puede esperar el más exigente de los viajeros que decide alojarse en un hotel de cuatro estrellas con piscina en Valdepeñas. Un retorno lleno de mágica luz a aquellos tiempos en que la Península Ibérica estuvo bajo dominio musulmán. La cita es en Almedina, una localidad que, por su excelente emplazamiento, ha visto pasar a íberos, romanos, visigodos, musulmanes y cristianos. Es una de las tres únicas villas de la provincia ciudadrealeña que ha contado con pobladores desde la Edad del Bronce.

Este fin de semana, del 5 al 7 de agosto, celebra una de sus citas más tradicionales, Almedina Mora. Uno de esos momentos que atrae a ciento de visitantes que se dejan sorprender por la luz de las 10.000 velas que cada noche iluminan varias de las calles de este bello municipio, a solo unos 30 minutos de nuestro alojamiento con piscina y spa en Valdepeñas, para hacerle revivir su pasado musulmán. La magia y el embrujo lo envuelven todo, haciendo las delicias de mayores y pequeños. Todo se engalana de tal manera que surge una verdadera ciudad árabe con su zoco, un mercado muy bien recreado donde pueden adquirirse productos y artesanía que nos permitirán imaginar que hemos retrocedido al periodo comprendido entre los siglos X y XIII.

Durante el día, antes de que las velas y la noche nos atrapen, y tras llegar desde nuestro hotel para toda la familia en Valdepeñas, podemos darnos un paseo por este coqueto pueblecito que se asienta sobre una colina desde la que podemos asomarnos a las estribaciones más septentrionales de Sierra Morena. La visita nos lleva en primer lugar a descubrir la iglesia de Santa María, con una arquitectura encuadra en la Baja Edad Media de estilo tardogótico o isabelino. Durante la ocupación árabe fue una mezquita musulmana que acabó convertida en iglesia cristiana de la Orden de Santiago en el siglo XIV.

Siguiendo con la arquitectura religiosa, ahora nos acercamos a la ermita de los Remedios, un edificio del siglo XVIII de estilo neoclásico. El famoso terremoto de Lisboa destruyó la iglesia de Santa María, convirtiendo a esta ermita en la parroquia del pueblo durante algunos años. Uno de los elementos más interesantes de su interior es una pila bautismal de origen visigodo situada junto a la entrada.

Otros edificios que merece la pena visitar son el Casino de Labradores, una asociación con más de cien años de historia, construido en piedra moliz, un tipo de arenisca de marcado color rojizo. Aún pueden verse en su salón los espejos originales, un reloj de pared y una antigua radio alrededor de la que en otros tiempos se reunían los socios para conocer que pasaba más allá de los límites de su pueblo.

El Ayuntamiento, por su parte, está ubicado en la que en otros tiempos fuese morada de la Casa de los Heredia, una de las familias más acaudaladas de Almedina. Su patio con galerías de columnas en dos alturas es de una gran belleza, y nos deja una estampa única cuando durante este fin de semana se ilumina solo con la luz de centenares de velas. Cerca de aquí se hallan pueblos tan interesantes como Villanueva de los Infantes o San Carlos del Valle.

Aprovechando que estamos alojados en un hotel con todas las comodidades y servicios en Valdepeñas, sería descabellado no dedicar algún tiempo a conocer una ciudad unida de manera inseparable a la DOP Valdepeñas. Y por ello, podemos empezar por conocer el Museo del Vino, ubicado en la antigua bodega de Leocadio Morales de 1901, o algunas de las muchas bodegas que existen en la zona, pudiendo ser visitadas junto a una degustación de sus internacionalmente conocidos vinos.

Pasear la ciudad, desde nuestro alojamiento de cuatro estrellas en Valdepeñas, es un auténtico placer mientras recorremos la conocida como Ruta de las Esculturas, con tres recorridos perfectamente diferenciados. Uno que nos invita a recorrer la vida y obra de don Quijote, el ilustre caballero manchego nacido de la pluma de Cervantes; los momentos históricos que marcaron el devenir de esta localidad a lo largo de los siglos; y una última para conocer a un buen número de valdepeñeros ilustres.

La agradable caminata puede terminar en la Plaza de España, con sus peculiares fachadas pintadas en blanco y azul, donde está el ayuntamiento y la encantadora iglesia de la Asunción, cuyo origen se remontaría al siglo XV, siendo levantada sobre los restos de una antigua fortificación musulmana de los siglos XII y XIII. Edificios de carácter religioso de singular belleza son la ermita de la Vera Cruz, levantada sobre una antigua sinagoga del siglo XVI, y la iglesia del Santísimo Cristo de la Misericordia, datada en 1611.

También merecen una visita el Museo municipal, que alberga una interesante colección de arte contemporáneo; el Museo de los Molinos, que hace un recorrido por la historia de esta característica construcción de La Mancha; o el Molino de Gregorio Prieto, un gigante que guarda en su interior un pequeño museo de las tradiciones. Y para aquellos que se sienten atraídos por el pasado, a las afueras de la localidad se sitúa el yacimiento arqueológico del poblado íbero del Cerro de las Cabezas.

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